martes, 1 de mayo de 2012

¿Quienes son los defensores de los derechos humanos?

oda persona tiene derecho, individual o colectivamente a promover y procurar la protección y realización  de los derechos humanos y las libertades fundamentales en los planos nacional  e internacional”. 

Los defensores y defensoras de los derechos humanos trabajan para hacer realidad los derechos humanos que se establecen en la Declaración Universal o en las diversas normas de derechos humanos a las que la Declaración ha dado lugar.

Los defensores y defensoras pueden actuar por cuenta propia o en asociación con otras personas, a título personal o en el marco de su profesión. Muchos miembros de este colectivo defienden los derechos humanos en sus actividades cotidianas, mientras que otros se convierten en defensores a causa de una acción o postura individual adoptada en favor de los derechos humanos.

Pese a su diversidad, los defensores y defensoras de los derechos humanos tienen varias
características en común, con independencia de quiénes sean o qué hagan. Todos respetan el principio fundamental de universalidad: que todos los seres humanos son iguales en dignidad y derechos, sin importar el género, la raza, la etnia o cualquier otra condición. Todos se comprometen a cumplir las normas internacionales de derechos humanos y a respetar los derechos y las libertades del prójimo en sus propias acciones.

Pese a que existen mecanismos internacionales y regionales para proteger a las personas que defienden los derechos humanos, muchas de estas personas siguen sufriendo hostigamiento, intimidación u otros abusos, porque se preocupan por los derechos en la medida en que los seres humanos los disfrutan o carecen de ellos en su vida diaria y no en cuanto promesas hechas sobre el papel, y ponen al descubierto la inmensa brecha existente entre el compromiso teórico de los Estados con los derechos humanos y el cumplimiento de este compromiso en la práctica.

Amnistía Internacional ha documentado ataques contra defensores y defensoras de los derechos humanos en la mayoría de los países del mundo. Estos ataques adoptan formas diversas, desde la amenaza continua de bajo nivel y los intentos sutiles de desacreditar su trabajo, pasando por el encarcelamiento injusto o la tortura, hasta llegar incluso al asesinato. 

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